Esa química que estas dos leyendas demuestran en el escenario nace de la fusión de dos historias de vida completamente diferentes. Roberto “Bobby” Cruz nace en un campo de Hormigueros, pueblo al suroeste de Puerto Rico. Luego del divorcio de sus padres llega con su madre a vivir a Nueva York a los catorce años. Y allí estaba esperándolo Ricardo Maldonado, hoy conocido como “Richie Ray”. Hijo de padres puertorriqueños, Richie nació y se crió en Brooklyn.
Eran como el aceite y el vinagre. Mientras Bobby se metía en gangas y peleaba en las calles de Nueva York, Richie ya estaba estudiando piano y bajo a los siete años. El niño era un prodigio musical que se formó en el mundo de la música clásica, graduándose de la prestigiosa “Julliard School of Music” de Nueva York. Los muchachos se conocieron porque sus madres trabajaban juntas. En ese momento Bobby ya tenía diecinueve años y había formado su propia orquesta.
“Richie tenía doce años cuando empezó a tocar con mi orquesta. Era tan chiquito que el bajo era más grande que él,” nos dice Bobby. “Mi orquesta tocaba la música de otros grupos. Yo le llevaba los discos a Richie y el me transcribía la música del disco al papel para que mis músicos la pudieran leer.”
A diferencia de Richie, Bobby se describe como autodidacta. Aprendió solito a manejar y desarrollar su inconfundible voz. Al día de hoy a sus ochenta y un años, edad en la cual muchos cantantes han perdido su capacidad vocal, él sigue escuchándose como siempre y nos asegura que sus cuerdas vocales están “como las de un muchacho de veinte.”
Richie dice que tan pronto conoció a Bobby reconoció en él un talento natural inmenso. “Tenía toda esta música en su cabeza, además de un conocimiento del idioma y de la cultura puertorriqueña que yo no tenía por haberme criado en Nueva York.” explica el pianista. “Además siempre admiré su tremendo empuje y un conocimiento de la calle que yo no tenía.”
Del encuentro de esos dos muchachos en el 1964 nace el matrimonio más sólido y duradero de la salsa. Richie asegura que si siguen juntos es porque desde el principio se permitieron ser “totalmente diferentes con todas nuestras loqueras.”
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